I made it! Salí victoriosa de mi segunda sesión de Facial Vampiro en la Clínica Health and Beauty. Me fue espectacular, incluso mejor que en la primera. No me preguntes cuál fue la diferencia… A lo mejor que ya sabía a lo que iba, aunque en realidad no tengo tan buena memoria (para bien o para mal jeje).
El procedimiento fue el mismo que la vez pasada: llegar, platicar con el doctor —y terapeuta— Carlos Mauricio Rueda, sonreír para las fotos del macabro “antes y después”, ponerme cómoda en el consultorio contiguo, distraerme con small talk mientras me sacan 5 tubitos de sangre (foto) y relajarme mientras Alicia prepara mi carita para lo que viene.
¡Bendita anestesia! Cuarenta minutos después de aplicada y cubierta con el respectivo plástico para que penetre al máximo (fotos), su efecto está al 100%, pero ojo que este sólo dura entre 12 y 16 minutos, así que el doc tiene que ser rápido (gracias a Dios, sí lo fue).
Comienza entonces el procedimiento con el DermaPen. Ese aparato sí no me gusta, para qué te miento. Suena peor que la herramienta del dentista, pero otra cosa es cierta: cuando me lo pasa por el cuello ¡¡me río que da gusto!! (el video que lo comprueba está en mi Instagram: @missBeauty_mx). Es mi área sensible, lo confieso.
Terminada la microdermabrasión siguen las agujas. Cuatro jeringas que contienen mi sangre enriquecida con factores de crecimiento (moléculas derivadas de plaquetas procedentes de mi sangre) que ayudan a regenerar la piel. I can barely feel so I’m fine. Siento piquetes aquí, allá, más allá, en la arruga, en la línea, en el entrecejo, ¡auch! Digo “auch” porque siento cuando el doc me pica, aunque en realidad no duele, no te asustes.
Después de unos minutos mi piel empieza a despertar. Entonces el doc opta por otra técnica de aplicación: la transcutanea. Traducción: aplica la sustancia como si fuera un suero. Como la piel está abierta, el producto penetra a la perfección y la incomodidad es mínima.
Voilà! Con lentes, gorra y tapaboca, me voy directo a casita a guardarme del sol —y las miradas de los demás—; después de todo sí parece que me explotó el boiler #jaja.
Lo olvidaba. Esta vez el facial de humectación intensiva (incluido en el tratamiento) fue a las 48 horas, ya que que el trabajo fue más profundo. Así que hoy lunes estuve ahí, en punto de las 7:45 am (15 minutos tarde por un pequeño error de Waze, o mío, nunca sabremos), y sólo te puedo decir que entre las manos de Alicia y la efectividad del exfoliante gommage, mi cara quedó más suave que unas pompis de bebé.
FYI: si vas a un lugar donde te quieran literal inyectar
sangre, ¡no te dejes! La hemoglobina y todo lo que tiene que ver con los glóbulos rojos no se usa para el Facial Vampiro, “de hecho la hemoglobina puede pigmentar la piel”, me explicó el Dr. Rueda, “inyectar sangre es un mito y un error; tendrá un uso en medicina biológica, pero en la cara no se debe aplicar porque es posible que pigmente donde haya un hematoma”.
Hematoma es moretón, y sí pueden salir un par, pero se quitan rápido y no se notan mucho (nada que un buen corrector no pueda ocultar).