Gripa, dolor de espalda, secuelas de Covid, asma y problemas respiratorios, cólicos menstruales, contractura de cuello, depresión, estrés, artritis, TDAH (hiperactividad o falta de atención), espectro autista, desinflamación por picaduras de insectos, ojos hinchados, piernas cansadas, varices, moretones, quemaduras, migrañas… Si tienes cualquiera de estos síntomas, Sana la Rana es para ti.
Casi todos los días tengo el placer de conocer gente nueva, pero hay días que sí digo “Wow, ¿quién es esta bruja hermosa, poderosa y además emprendedora?”.
Eso fue lo que me pasó con Carmen Chávez Martín cuando llegué al Centro Cultural Carlos Pellicer, en Xochimilco (CDMX), a impartir el curso de Marketing Digital y Redes Sociales.
“Soy creadora de Sana la Rana y hago compresas de semillas para aliviar muchos males con el poder de las plantas”. Así se presentó el primer día, y bueno, creo que fue el emprendimiento que más usé para mis ejemplos porque me encantó el enfoque del negocio, aunque no tanto como la personalidad de Carmen: divertida, fresca y alegre.
Sana la Rana nace en 2016 como un conjunto de ideas que fueron sumándose hasta llegar a ser costalitos de semillas en forma de ranas.
“En mi existía una semilla que plantó mi mamá, que siempre nos curaba con medicina tradicional como tecitos, hierbas y fomentos, lo que hizo que siempre estuviera muy conectada con la herbolaria y sus aplicaciones prácticas en la vida diaria”, cuenta la emprendedora.
Lo siguiente que pasó, me platica Carmen, fue no saber qué hacer con toda la retacería que le quedaba de sus ahora proyectos alternos de costura. “Generaba mucho excedente y no sabía qué hacer con eso. Sabía que no quería tirarlo a la basura porque la tela, para su elaboración, consume muchos recursos: algodones que erosionan el suelo, miles de litros de agua contaminada en su proceso de teñido y lavado, derivados de petróleo, entre varios insumos más, lo cual me parecía una huella importante de observar.
“Al mismo tiempo, mis 3 sobrinos eran muy pequeños y no les gustaba usar las compresas de semillas rectangulares porque les daba miedo el calor y siempre era un tema aliviarlos de la gripa. Una tarde, visitando a uno de ellos, le empecé a cantar ‘sana, sana, colita de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana’ y en ese momento recordé que mi papá, gran coleccionista de ranas, tenía una ranita rellena de arena con la que jugaba de niño. Esa fue la chispa que encendió la mecha”.
Llegado a este punto, Carmen tenía muchas telas coloridas de todos tamaños y texturas, una ranita ancestral como modelo y muchas hierbas que cultivaba en su huerto urbano; lo único que necesitaba eran las semillas. Empezó con un prototipo sin ojitos cuando su papá sacó un frasco de botones que les quitaba a las camisas que desechaba.
Con mayor conocimiento sobre los usos de la termoterapia, Carmen fue creando los productos que ahora componen Sana la Rana: las Serpentitas, las Mantarrayas y los Axolotitos.
“Si quieres curarte, aliviar tu dolor, sentirte cómoda, protegida y en calma, ¡por supuesto que necesitas todos los poderes sanadores de mis animalitos!”.- Carmen Chávez, creadora de las compresas de semillas Sana la Rana.
ENCUENTRA TU PASIÓN
Dicen los que saben que cuando nos dedicamos a lo que nos apasiona, no tendremos que volver a trabajar un solo día de nuestra vida. Esto es básicamente lo que le pasó a Carmen, quien pasó de ser una empleada insatisfecha a una emprendedora feliz.
“Cuando cumplí 33 años me di cuenta que no estaba haciendo nada de lo que quería hacer en la vida. Era una administradora muy triste que trabajaba más de 8 horas diarias sin ninguna motivación, así que renuncié y puse un huerto urbano en mi casa. Después aprendí a coser y la vida me mostró un camino que me gustó tanto, que pasé de hacer una funda para mi cama o un dobladillo para mis pantalones a confeccionar vestuarios para shows.
“Después llegó Sana la Rana y sentí que todos mis conocimientos, valores, creencias y placeres cabían en un solo lugar, donde además de crear una fuente de ingresos, podía enfocar todos mis saberes de una manera práctica y muy visible. He aprendido cómo funcionan los músculos, los órganos, las emociones y los colores para crear compresas que sean útiles, sencillas de usar y altamente eficaces contra el dolor físico y emocional que puede ser desde un leve dolor de cabeza, cólicos y gripas hasta rehabilitación de rodillas, depresión y apoyo a personas del espectro autista. ¡Mi bruja sanadora apareció en su forma más bella!”.
“Amo los colores, las texturas, los olores, las formas divertidas y Sana la Rana me permite jugar con todo eso. Puedo crear Ranitas con pecas, brillos, peluche, panzas de mezclilla o dinosaurios. Me conecto de una forma muy cercana con los niños, tanto de edad como de espíritu, y les ayudo a entender sus cuerpos, a saber dónde les duele y cómo aliviarse. Les hago ver el autocuidado como una herramienta para la vida”.- Carmen Chávez
Consciente de que un emprendimiento no se mantiene únicamente con energía femenina, la emprendedora ha aprendido a usar la tecnología para comercializar sus creaciones en distintas plataformas, entender lo más posible sobre costos y precios, y encontrar la manera de transmitir la esencia de sus productos –en menos de 10 segundos– a personas que no tienen idea de lo que hace, lo cual ha representado un verdadero reto.
RANITAS, MANTARRAYAS Y AXOLOTITOS
Las compresas de termoterapia o costalitos de semillas de Sana la Rana se pueden utilizar fríos o calientes, dependiendo del objetivo. Si el fin es calmar, desinflamar y regular la circulación de la sangre, hay que meterlos al congelador. Si la meta es aliviar dolores musculares, tensión, cólicos o descontracturar, hay que meterlos al microondas o a la estufa en baño María. A temperatura ambiente funcionan como “muñecos blandos” o apoyo emocional en el desapego.
Todos los productos creados por Carmen son fáciles de usar. Para calentarlos hay que meterlos al microondas entre 1 y 3 minutos (depende de la compresa y la potencia de cada equipo, pero están hechas para resistir ese tiempo). Una vez caliente, se coloca la compresa en la zona que queremos calmar ¡y adiós dolores!
Otros métodos para calentar las compresas son la plancha y el baño María. Checa los tutoriales en el Instagram de @sanalaranamx
Para enfriarlas hay que meterlas al congelador de 20 a 30 minutos y luego colocarlas en la zona que queremos desinflamar. “Cada compresa viene con su instructivo y tenemos tutoriales para explicar su uso, de manera que nadie tenga dudas de cómo usarlas”, dice la emprendedora.
“Mi cliente ideal es toda aquella persona que sienta dolor –crónico, temporal o estacional– y busque formas de aliviarlo de forma natural, fácil y segura; también le hablo a aquellas personas que quieran frenar el cambio climático y reducir su huella ecológica, pero mi foco principal son las infancias que están aprendiendo a identificar el dolor y sanar su cuerpo”.
¿CUÁL NECESITAS?
· Ranitas: ideales para cólicos, gripas y áreas pequeñas como muñecas o tobillos.
· Serpentitas: se ponen en el cuello para aliviar tortícolis, tensión y son muy útiles para favorecer la cercanía en personas del espectro autista, ya que aunque requieren el contacto, no les gusta ser tocados, o bien, para enfocarse en una sola actividad sin dispersión.
· Mantarrayas: su peso (1 kilo), forma y tamaño las hace ideales para temas de espalda alta y baja, aliviar dolor de ciática, rehabilitación y masajes a personas que pasan mucho tiempo postradas.
· Axolotitos: son antifaces que se usan para descansar, eliminar dolores de cabeza, calmar migrañas y disminuir tanto ojeras como bolsas de los ojos.
· Coronas: igualmente son antifaces –en versión para peques– que se usan para descansar, eliminar dolores de cabeza, calmar migrañas y disminuir tanto ojeras como bolsas de los ojos.
¿A dónde correr a comprar estas creaciones llenas de amor, sanación y buena energía?
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