Acto 1: Quiero unos zapatos divinos.
Acto 2: Voy a la tienda ¡y los veo! Amor a primera vista.
Acto 3: Me los pruebo… me quedan bien y se ven incre.
Acto 4: La verdad es que me aprietan un poco, pero seguro luego ‘dan de sí’.
Acto 5: Me los llevo, ¡la vendedora me convenció!
Acto 6: Los estreno. Me siento diosa.
Acto 7: OK, confieso que me lastiman más de lo que quisiera.
Acto 8: OMG! No puedo ni pensar del dolor.
Acto 9: La verdad es que vale la pena el sacrificio…
Acto 10: Or nooot. Anyway, too late.
Acto 11: Llego a mi casa…
Acto 12: …me quito los zapatos.
Acto 13: ¡El mejor momento del día!
Acto 14: ¡Oh, oh!, ampolla a la vista.
Acto 15: Con razón me ardía el dedo junto al chiquito (¿se llamará anular?, ¿aunque no lleve anillo?) Bueno, ya sabes cuál.
Acto 16: Wait a minute! No es sólo en un pie, ¡tengo ampollas en los dos! El talón derecho es un horror #epicfail
Acto 17: Me pongo flats.
Acto 18: Voy a la farmacia.
Acto 19: Compro las nuevas venditas para cubrir ampollas de Nexcare.
Acto 20: Alivio instantáneo… al menos ya puedo caminar decentemente.
Acto 21: ¿Por qué no las compré antes?
Acto 22: …no me vuelve a pasar.
Acto 23: Quizá mañana vuelva a la zapatería.
Acto 24: Quizá encuentre unos zapatos más cómodos.
Acto 25: …y si no, puedo usar la cinta protectora para pies (también de Nexcare), que justo previene las heridas y las ampollas. Tipo micropore, pero más ad hoc.
¿Cómo se llamó la obra? ¡¡Amo los inventos de Nexcare!!
Mis pies más, obvio.
Defiende tus pies de los zapatos que lastiman.