Crecí lavándome el pelo todos los días. Viviendo en Mazatlán —con ese calor—, no tienes mucha opción… a menos que ésta sea ¡apestar! #jajaja Entonces, bueno, para mí lo más normal es meterme a la regadera every single day y que el agua me recorra de pies a cabeza.
Pero hace unos añitos descubrí un producto que agradezco infinitamente: el Dry Shampoo. He usado el de Batiste (fue el primero), Macadamia, Bosley, Tigi (¡amo el olor a limón!), Sexy Hair, Oscar Blandi (de venta en Sephora), Klorane y Cy*Zone, entre muchos otros, y créanme que es un total-must-have. Unos me han gustado más que otros por el aroma y el volumen que crean, pero en general todos los que mencioné son súper buenos.
Y la magia del shampoo en seco es que no sólo sirve para los días en los que no ocupas necesariamente lavarte el pelo (porque el día anterior no fuiste al gym o porque no tienes tiempo, que es cuando yo lo aplico), sino también para crear volumen.
La clave está en rociarlo por mechones sobre las raíces a unos 20 cm, esperar unos segundos, masajear el cuero cabelludo y, si tienes tiempo, pasar la secadora para evitar residuos. Te prometo que no quedará huella de olores ni cebo; me choca esa palabra, pero más me choca que el pelo se vea sucio #ew.